Por: Nicole Llinas, Educadora en Salud de Triple-S

 

En los entornos laborales actuales, conviven personas de distintas edades, trayendo consigo experiencias, valores y formas de trabajar muy diversas. Esta riqueza generacional no solo es una realidad, sino también una oportunidad para las organizaciones que desean crecer, innovar y adaptarse al cambio.

Pero ¿quiénes conforman esta diversidad generacional? Comencemos por entender a las distintas generaciones presentes en el trabajo:

¿Qué caracteriza a cada generación?

  • Baby Boomers (1946-1964): Valoran la estabilidad laboral, la experiencia y la comunicación cara a cara. Aunque no crecieron con la tecnología, están dispuestos a aprenderla y usarla.
  • Generación X (1965-1980): Buscan equilibrio entre vida personal y laboral. Son adaptables, independientes y se familiarizaron con la tecnología en su madurez.
  • Millennials (1981-1996): Nativos digitales, comprometidos con causas sociales, la sostenibilidad y la flexibilidad. Valoran experiencias personalizadas y buscan propósito en el trabajo.
  • Generación Z (1997-2012): Totalmente digitales, priorizan la autenticidad, la inmediatez y la conciencia social. Son autodidactas y muy visuales en su forma de comunicarse.

¿Qué retos pueden surgir?

Cuando varias generaciones trabajan juntas, pueden surgir diferencias, especialmente en áreas como:

  • Tecnología: Mientras los más jóvenes dominan herramientas digitales, otros pueden requerir más tiempo para adaptarse.
  • Valores laborales: Algunos valoran la estabilidad y la permanencia, mientras que otros buscan flexibilidad, propósito y movilidad.
  • Comunicación: Las formas de comunicarse varían: unos prefieren correos o reuniones presenciales; otros, mensajes breves y ágiles en plataformas digitales.

Estas diferencias, si no se gestionan adecuadamente, pueden generar tensiones. Pero también pueden convertirse en una ventaja competitiva.

¿Por qué es beneficiosa la diversidad generacional?

Contar con equipos multigeneracionales aporta una serie de ventajas clave:

  • Aprendizaje cruzado: Cada generación tiene algo que enseñar y algo que aprender. Esto enriquece la experiencia de todos y fomenta el crecimiento profesional.
  • Ambientes más inclusivos: Valorar las distintas perspectivas crea una cultura donde las personas se sienten respetadas y escuchadas.
  • Impulso a la innovación: Las diferentes formas de pensar, crear y resolver problemas se complementan y generan ideas más completas y eficaces.

Todos sumamos

En un mundo laboral tan diverso, la clave está en escuchar, respetar y aprender unos de otros. Cada generación aporta una pieza valiosa al rompecabezas. Si logramos construir puentes en lugar de barreras, podremos trabajar mejor en equipo y alcanzar resultados más sólidos.

Tú tienes un gran valor en tu entorno laboral. Escuchar las perspectivas de tus compañeros no solo mejora la convivencia, sino que también fortalece al equipo y abre puertas a nuevas oportunidades.